2009, AÑO ASTRONÓMICO
6 de Febrero del 2009 a las 13:27 Escrito por Jaime Aguilera
Hace poco hablábamos del regalito de un multimillonario a su novia, que no había sido otra cosa que un título de propiedad honorífico y especial: un pedacito de luna. Ahora me vuelto a detener mareándome alrededor de anillos siderales, satélites, constelaciones y cometas: todo ello con ocasión de la celebración en el 2009 del año astronómico internacional.
Gracias a esta celebración, que podéis seguir todos a través de la página web de la UNESCO, he podido descubrir, con la curiosidad boquiabierta del niño que nunca nos debería de abandonar, cómo se puede medir el radio de nuestro planeta Tierra con un simple palo de fregona, o cómo se hace el simulacro de un eclipse parcial lunar a través de un aparato cuyo nombre ahora mismo no recuerdo.
Gracias también a esta celebración, he conocido a mujeres que, luchando contra una “tormenta estelar” de ignorancia y machismo, pudieron darnos más luz sobre las estrellas, como Hepatia de Alejandría o Fátima de Madrid (que no era de Madrid sino de Córdoba). O de hombres como Galileo, que supieron mantenerse firmes frente a otros talibanes que no tenían turbantes, que eran de nuestra misma religión, y que no han pedido disculpas hasta pasados quinientos años.
El otro día, en la mítica Sociedad Astronómica Malagueña, parecía flotar en las sociedades filantrópicas inglesas que tanto gustaban a Julio Verne. Un aire fresco de civismo, ciencia, humildad y racionalidad parecía recorrer los pasillos de su salón de actos y de su biblioteca, curiosamente un antiguo cuartel de la Guardia Civil (otro tipo de pretérito y benemérito civismo).
Fue allí donde tuve la oportunidad de coger entre mis manos un pesado meteorito que cayó en Bolivia hace unos cuantos miles de años, y que tiene una antigüedad estimada de más cuatro mil millones de años: la misma edad, milenio arriba milenio abajo, que se calcula que tiene nuestro planeta. Tanta magnitud de cifras en kilómetros, años y años luz te emociona y te desborda. Me hace recordar el final de la película “El increíble hombre menguante” donde el protagonista, cada vez más minúsculo, se plantea lo insignificantes que somos, lo insignificante que es nuestra vida, nuestra felicidad y nuestros problemas, frente a la inmensa inmensidad del Universo infinito.
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Febrero 10th, 2009 at 15:32
SOMOS “POLVO” DE ESTRELLAS
Marzo 5th, 2009 at 20:20
Tus artículos suelen ser todos buenos, pero a veces algunos son muy bueno, tienen una chispa especial. Es el caso de 2009, Año Astronómico. Lo encuentro lírico y bello. Soy una admiradora del cielo nocturno, y de algunos escritores que no escriben todo lo que debieran, y creo que el dedicar una año a la astronomía puede ser muy importante para que la gente comience a aficionarse a una ciencia, en la que creo que se encuentran muchas respuestas. Ojalá sea un buen año estelar.
Julio 17th, 2016 at 10:45
Like all best story prophecies, wiggle room! So Akakios does not have to die. He can even have desendents, so long as they never ‘run in the woodland glades of fa81iland.&#y2r6; Of course, he still might die. Sigh.