TERRORISMO CALLEJERO

27 de Marzo del 2009 a las 10:52 Escrito por Jaime Aguilera

La noche del domingo pasado, fui a ver a un bar, como un españolito cualquiera, un partido de fútbol del Málaga. Lo hice, como diría el castizo, acompañado de la parienta, del “cuñao” y de la “cuñá”.
 Después, volviendo a casa contentos por la victoria de los blanquiazules, observamos con estupor como un quinceañero se dirigía contra nosotros, en motocicleta y yendo por la acera y en dirección prohibida. Nos tuvimos que apartar para no ser embestidos, pero el conductor suicida topó con el hombro de mi “cuñao” y se desequilibró un poco. Por eso tuvo que parar; insisto, encima de un estrecho acerado.
 ¿Y cuál fue la reacción del sujeto motorizado? Volverse y encararse contra nosotros, y para más inri, coger su móvil para avisar a sus amiguitos al ver que no nos arrugábamos. Fue ahí donde salió de mí el espirítu violento del periodista Amilibia (menos mal que no suelo llevar pistola) y comencé a gritarle lo primero que se me ocurrió y a levantarle el brazo en actitud amenazante.
 Me arrepiento de mi comportamiento agresivo, comprendo que lo más inteligente hubiera sido llamar a quien se supone que tiene el monopolio legal de la fuerza; o sea, la policía. Pero comprenderán ustedes que llega un momento en que a uno le pasa como al Lute, o sigue caminando con la cabeza baja o revienta.
 La próxima vez no voy a gritar ni a levantar el brazo, pero desde luego no me voy a callar y voy a llamar a la policía; aunque me esté complicando la vida. Porque no podemos tolerar que nuestras calles sean el escenario donde las nuevas generaciones campean a sus anchas con su desidia maleducada, con sus melenas iguales al viento, con sus corceles trucados de dos ruedas y con sus móviles de última generación. Porque hay unas reglas mínimas de convivencia, porque los malos son ellos y no nosotros, porque los que tienen que callar y agachar la cabeza son ellos y no nosotros.
 Salvando las distancias, estas situaciones me trasladan al País Vasco, allí los violentos se hacen dueños de las calles y la gente honrada y de bien hace voto de silencio y se mete en sus casas. También esto es otro terrorismo callejero y yo al menos no me pienso callar.

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146 Comentarios

  1. Fernado Correas dijo:

    El cerebro es una gran cebolla con sus capas….(producto de su evolucion)
    Un gran numero de personas no tienen la mas externa (o esta poco desarrollada),que nos hace ser “homo sapiens”. Algunas de las estructuiras/capas de dentro, (quizas en la zona de la “amigdala”) son las que tenemos en comun con los reptiles. A un cocodrilo cuando le tocas la cola te muerde, aunque le vayas a dar de comer.
    Un perro esta mas evolucionado y esto lo comprende (aunque hay excepciones)).
    A veces, Jaime, hay situaciones que aunque seamos humanos, nos hacen saltar como aquello primitivo que fuimos, así que no te arrepientas de funcionar como reptil(cosa que es humana)en determinadas situaciones donde no encontramos otra respuesta ante actuaciones de sujetos a quien la vida no le ha dado oportunidad de ser otra cosa que un permannte reptil.
    En cuanto a “Buenos” y “Malos” creo que es un concepto de la tradicion judeo cristiana y del derecho, no se trata de un ser malo, simplemente es un reptil, y como tal no piensa ni entiende de mas reglas que las de su instinto primario, y ese no se adapta a los códigos y leyes de la logica del comportamiento reglado que tenemos los humanos.

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