LA NUEVA HISTORIA SACRA
7 de Octubre del 2009 a las 11:09 Escrito por Jaime Aguilera
De todos es sabido que la Iglesia Católica Apostólica y Romana supo servirse de los mitos antiguos para “convertirlos” al nuevo dogma. Así, por poner un ejemplo, el solsticio de verano lo metamorfoseó en San Juan y el de invierno en Navidad. Al mismo tiempo, con una astucia que le ha hecho sobrevivir más de dos mil años, le puso un santo o santa a cada día del calendario, e hizo de cada hito de nuestra vida algo sacramental (bautismo, primera comunión, matrimonio y extremaunción).
Pero, como diría el castizo, los tiempos avanzan que es una barbaridad. Y ahora todo va perdiendo el olor a incienso y a sacristía y se va sustituyendo por otro, menos trascendental pero igualmente simbólico. Incluso a veces intentan convivir los dos: en los actos de la Virgen del Pilar de la Guardia Civil el coronel me invita a la misa y al acto; el Subdelegado solo al acto.
Ahora los bautizos y las bodas pueden ser de hecho, civiles o canónicos, o incluso las tres cosas consecutivamente; a lo que habría que añadir en el caso de las bodas que pueden ser homo o heterosexuales. En un orgía postmoderna todo está permitido, y así, en un vídeo que me envía mi amigo Juan Frank, el desfile nupcial se convierte en un musical de Broadway. O el reportaje fotográfico de bodas pasa a ser temático en función de las aficiones de los novios: todo hecho debajo del agua o haciendo una recreación bélica porque al novio le gustan las películas de este género.
Los días son bilingües en su santoral: además de San Saturio es también el Día Internacional de la bicicleta, o de la eliminación de las barreras arquitectónicas. Y lo mismo ocurre con las fiestas, donde al lado del Día de la Constitución sigue estando el la Inmaculada Concepción.
La gente pide que su funeral sea en una catedral, o en un teatro con la bandera anarquista como Fernán Gómez.
Pero si nos damos cuenta, sigue habiendo días de algo, bautizos o bienvenidas, matrimonios o uniones, entierros o despedidas. Porque necesitamos aferrarnos a gestos, guiños, recordatorios y homenajes para poner el lazito –religioso o ateo- a nuestras más recónditas emociones.
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Octubre 8th, 2009 at 11:03
Como dijo un tío de mi mujer (de Padúl), su hermano se iba a casar el fin de semana que viene “por lo forestal”
Octubre 14th, 2009 at 14:29
A mí me casó el antiguo alcalde socialita de Campillos y trás la ceremonia nos leyó unos versitos muy cariñosos, augurándonos una eterna y feliz unión. El matrimonio duró un año. Si lo sé no me caso