MÁS CINE, POR FAVOR
3 de Noviembre del 2009 a las 10:01 Escrito por Jaime Aguilera
El fin de semana pasado, y gracias al apoyo logístico familiar, tuve una primera suerte de poder escaparme con mi mujer dos días seguidos al cine.
La segunda fortuna fue que, encima, las dos películas no estuvieron nada mal, con lo que vino a ocurrir como al que preguntaron si le gustaba el póker y contestó: me encanta, y si gano me encanta el doble.
La primera fue “New York, I love you”. Un conjunto de relatos cortos en celuloide que tienen una doble virtud de la que adolece el cine convencional actual. Y es que la única consecuencia, no sé si favorable o no, de ir almacenando muchas cintas en la memoria es la capacidad para acertar en la previsión de lo que va a ocurrir en guiones hechos como rosquillas. Pues bien, en esta película las vueltas de tuerca de los caleidoscópicos argumentos son frescamente sorpresivas. La segunda virtud reseñada es un lirismo destilado al socaire de las esquinas y aceras neoyorkinas; un lirismo pujante, imaginativo, a caballo entre “Smoke” y la novela “Manhattan Tranfer”, y en el que la frontera se vuelve difusa entre una atracción sexual sin tapujos justo al lado de amores descarnados o no correspondidos.
El segundo largometraje fue “El secreto de tus ojos”, del mismo director argentino del “Hijo de la novia”. Salvo el final, que admite otra dirección apuntando a “Casablanca”, todo el resto de metraje no tiene desperdicio. La interpretación de los dos protagonistas es antológica, pero no se queda atrás –como suele ocurrir en las buenas películas- la de los secundarios, en especial la del segundo oficial del juzgado. Sin embargo, lo que más me atrae de esta película es lo que podríamos llamar el juego de la metaficción cinematográfica; es decir, la capacidad de la obra para entretenernos con piruetas que saltan en un escondite entre ficción y realidad, presente y pasado, deseo y frustación.
En definitiva, parafraseando a Goytisolo, dos películas que son buenas para mí, sencillamente porque me gustaría volver a verlas: no hay mejor barómetro de calidad subjetiva. Dos buenas películas que, no gracias a Dios sino a Billy Wider, nos llevan a Aute cuando decía aquello de más cine, por favor, que toda la vida es cine, y los sueños, cine son.
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Noviembre 3rd, 2009 at 15:55
Prefiero otros temas Jaime, esta vez parece que estoy leyendo una crítica del Fotogramas, no es que este mal hecha,simplemente me duermen las críticas de cine, no me gustan, las haga quien las haga.
Noviembre 7th, 2009 at 0:22
Efectivamente, mis mejores películas son aquellas que repito cada tarde ante mi vieja tele y mi video VHS. Así, cintas como “la gran evasión”, “el guateque”, o “el solterón domado”, me relajan, me gustan, y me entretienen. Sin más pretensiones.
Al igual que otras cosas, “el mejor vino es el vino bebido.”
Noviembre 10th, 2009 at 14:29
Jaime, no puedo comentar nada de cine, porque las únicas películas que me gustan son las de amor y lujo y además mi sueldo de funcionaria no dá para ir al cine.
Diciembre 13th, 2009 at 8:37
la película se titula el Secreto de SUS ojos, no de Tus. son los ojos del amigo de la infancia los que le van a delatar. También yo la he visto dos veces y coincido en que es la mayor prueba de calidad subjetiva, Me faltan dedos en la mano para contar las veces que he visto Casablanca, La rosa púrpura del Cairo, Charada, Amanece que no es poco, El nombre de la rosa.
Diciembre 10th, 2010 at 10:16
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Noviembre 15th, 2011 at 1:19
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