LA FUNDICIÓN MANUEL ALCÁNTARA
2 de Noviembre del 2007 a las 13:58 Escrito por Jaime Aguilera
Hace unos días tuve el honor de acudir a la constitución formal de la Fundación Manuel Alcántara. El salón del hotel donde se celebró, a pesar de que al ser un sótano era complicado ver mástiles desafiando al viento, estaba lleno hasta la bandera.
En estos tiempos de tortuosas y pesadas confrontaciones por cualquier nimiedad, es agradable ver a toda la sociedad malagueña unida en torno a una idea. Resulta gustoso al paladar de la convivencia ver sentadas en sillas contiguas a personas de signos políticos dispares, a empresarios, a profesores, a escritores, a periodistas, a pintores, a músicos…
Ha hecho falta la aparición casi mesiánica de D. Manuel para que nadie se atreviera a decir que no, para que algunos dibujen una sonrisa un tanto forzada al enemigo. Y el principal motivo es que allí, en el centro de esta extraña eucaristía, estaba el poeta y articulista como obligado maestro de ceremonias. Con su mirada un tanto huidiza y lánguida, con su bigote cano y recortado, con su mano huesuda y congelada en el gesto de mantener un cigarrillo imaginario entre los dedos, D. Manuel saludaba a unos y otros, a los presentes en el apretón de manos y a los ausentes en la sala, que no en su memoria.
Esta fundación ha demostrado que hay iniciativas que no deben pertenecer a ninguna ideología política ni a ninguna institución pública en particular; ha demostrado también – y en esto, como en otras cosas, los anglosajones nos llevan muchos años de adelanto- que industria y arte, empresa y cultura, no siempre están reñidas.
Este cúmulo de buenas intenciones nace en Málaga con vocación marinera, andaluza, española y universal. En su sede se hará posible lo imposible, porque nunca un café madrileño, barnizado de tertulia, frío y miseria, tuvo vistas a un Mediterráneo azul y luminoso.
Esperemos que con este proyecto, como bien dijo el propio maestro en su alocución, no ocurra lo que tantas veces: que saludemos su nacimiento quitándonos el sombrero y al poco tiempo la estemos corriendo a gorrazos.
El Derecho Romano fijó a la asociación como una unión de personas para un fin, y a la fundación como la unión de dineros para un objetivo. La Fundación Manuel Alcántara ha nacido, de momento y que sea por mucho tiempo, con toda clase de parabienes y buenas voluntades, tantas que se superan los conceptos del derecho romano, ya que se ella se “funden” personas y capitales, esfuerzos y talones bancarios: de ahí que más que fundación haya que hablar de “Fundición Manuel Alcántara”.
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Noviembre 7th, 2007 at 14:22
Mientras la politica no introduzca sus tentaculos en estas iniciativas culturales…..
Noviembre 14th, 2007 at 13:31
Me parece muy bien esta fundación, siempre que se interponga ante todo la calidad humana de las personas, y no otro aspecto.