UNA MIRADA DE CINE “ÚNICA”
2 de Enero del 2008 a las 14:09 Escrito por
Jaime Aguilera
En la vida hay momentos que son “únicos”: sencillamente, entre otras más causas, porque se tiene la certeza de que ya no se volverán a repetir nunca más.
Por eso hay que saborearlos en los tres tiempos verbales, en el ilusionante futuro, en el fugaz presente, en el evocador pasado: como si fueran un buen vino; desde que se lee con fruición la etiqueta, sin que ni siquiera se haya quitado el corcho; hasta que los comensales siguen hablando de él, una vez que la botella lleva un tiempo vacía.
Hace unos días acompañé a mi hijo en su primera visita a una sala de cine. Días antes se fue preparando el acontecimiento haciendo la inevitable comparación con que se iba a encontrar con una pantalla televisiva, pero mucho más grande. Cuando por fin llegó el momento esperado, el espectáculo “único” no estaba en la pantalla sino en sus ojos abiertos de par en par. En la oscuridad de la sala, con la luz del proyector como linterna “única”, las pupilas del novato espectador estaban tan absortas que se molestaban incluso con su propio parpadeo. Un espectador, por cierto, de una cinefilia casi integrista: me recriminó que le ofreciera palomitas de maíz porque, me dijo, él no había venido a comer sino a ver la “peli”.
Estaba convencido de que se iba a cansar en la casi hora y media que duraba el largometraje de dibujos animados; sin embargo, no sólo no se levantó del duro e incómodo elevador de plástico rojo, sino que ya espera con ilusión su próxima cita con un patio de butacas.
La primera película que yo recuerdo fue en una noche fría de invierno en el antiguo cine de Archidona: “Siete novias para siete hermanos”. Desde entonces han llovido muchos fotogramas que han llegado a formar parte de mí mismo. Espero que le ocurra lo mismo a mi hijo.
Yo, por mi parte, con la botella ya vacía, y teniéndolos a ustedes como anónimos y abnegados comensales, sigo saboreando con estas líneas el regusto tan agradable y tan inolvidable de una mirada de cine “única”.
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Enero 10th, 2008 at 20:54
Eso mismo comentaba yo hace poco a mi mujer. La vida esta llena de perdidas pero a su vez con cada perdida se saborea lo nuevo que te trae la vida.
Dejas la infancia, la juventud, las noches de concierto y juerga, de estudios,formación y títulos, primer trabajo, boda, etc… y saboreas ser padre con un niño que esta empezando a conocer el mundo de una etapa a otra. Estoy de acuerdo en que hay que saborear cada detalle.