UN EREMITA DE PACOTILLA
21 de Agosto del 2008 a las 14:12 Escrito por Jaime Aguilera
No lo niego; quizás esté influenciado por la lectura de “El ermitaño del rey”, por personajes como Benito Arias Montano, Erasmo de Rotterdam o Fray Luis de León. Los tres, y estamos hablando de hace más de quinientos años, eran grandes viajeros, pero necesitaban un “locus amenous” donde saborear la soledad pacífica, anhelada y reconfortante; un extraño reencuentro con el silencio de uno mismo.
Arias Montano en la peña onubense de Alájar, Fray Luis con su “Oda a la vida retirada” y Erasmo, que sólo pedía “una habitación cómoda para mis libros y encerrarme en ella con mis papeles”. Los tres perseguían una tranquilidad de espíritu que es buscada desde el “Beatus Ille” latido hasta el “Lobo estepario” de un Hesse contemporáneo, pasando por toda una pléyade de anacoretas medievales.
Aunque, claro está, estamos hablando de una soledad calibrada y que se rompe cuando uno desea. Ya lo dice el refrán que hambre que espera hartura no es hambre ninguna; y soledad deseada es retiro y la impuesta es exilio. Y todo ello sin desmesura, ya que tampoco es bueno pasar mucho tiempo solo: también lo dice otro refrán, la salud se basa en mucho trato, poco plato y mucha suela de zapato.
Un buen ejemplo de todo esto es Robinson Crusoe, que es “obligado” al exilio en una isla, que desea volver a hablar con alguien más que no sea Viernes y que, sin embargo, cuando por fin consigue volver a la civilización (y esta parte de la historia mucha gente la desconoce) se da cuenta que necesita recluirse en su “retiro” de la campiña inglesa.
El caso es que, sea como sea, aquí me tienen saboreando la música muda de una noche de verano fresca y estrellada. Me pueden llamar, y con razón, eremita de pacotilla; o pensar que soy un actor que juega a ser anacoreta. Como le dijo El Gallo a Ortega y Gasset, “hay gente pa to” y la cosa en esta fugaz vida, añade un servidor, es sentirse mínimamente cómodo con la función en la que nosotros mismos nos hemos enrolado como figurantes entre bambalinas.
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