LA GUERRA CIVIL EDUCATIVA

24 de Enero del 2014 a las 12:07 Escrito por Jaime Aguilera

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“No dudo de que venceremos a los franceses, la pregunta es si venceremos de nosotros mismos”. Bartolomé José Gallardo, el injustamente olvidado personaje histórico que coprotagoniza mi última novela, pronuncia esta acertada frase que acabo de entrecomillar en plena lucha contra el poderoso ejército napoleónico. Y el tiempo, y la Historia, le han ido dando toda la razón.

El pueblo español, unido, es el primero que vence en Europa al imbatible invasor francés. El pueblo español, unido, asombra al mundo con una “Transición” a la democracia que ha sido el mayor logro de prosperidad para nuestra piel de toro y que, hoy en día, continúa siendo modelo a seguir para muchos países que quieren vivir en democracia.

Pero ese mismo pueblo es el que, una vez conseguida la expulsión de los franceses, se desangra en luchas inútiles y fratricidas que desembocarán en una horrenda Guerra Civil un siglo después. Pero ese mismo pueblo, es el que, una vez instaurada la democracia, gastará sus fuerzas en debates cainitas que lo debilitan hasta no poder más.

Y el último ejemplo, uno más, de división interna de los españoles lo tenemos con una reforma educativa que acaba de entrar en vigor después de publicarse en el Boletín Oficial del Estado, y que el principal partido de la oposición ya ha anunciado que cambiará en cuanto que vuelva al poder.

El debate desenfocado, en un pilar tan crucial como la educación, sigue centrándose en los mismos temas no resueltos desde los tiempos de Bartolomé José Gallardo: la religión y las muchas Españas.

Los esfuerzos se concentran, por poner algún ejemplo, en si hay que seguir o no con la “educación para la ciudadanía”, en la importancia de la asignatura de religión o en el papel como lengua vehicular del catalán. Y cada español, y cada antiespañol, y cada partido político, y cada confederación de padres de alumnos, y cada sindicato, defiende con vehemencia una “política educativa” que desgraciadamente pasa a ser arma arrojadiza en un campo de batalla equivocado.

Porque el debate sobre la política educativa debería ser cualquier cosa menos un debate político, entendiendo este último como un enfrentamiento dialéctico que no busca acuerdo, sino simplemente autoafirmaciones ideológicas preestablecidas. Dicho en castizo: o estás conmigo o estás contra mí.

Ya sé que consenso se ha convertido en una palabra tan manida que hemos vaciado su contenido: pero es necesario traerla a colación una vez más. En lugar de seguir alimentando argumentos en contra o a favor de la Iglesia Católica, en contra o a favor del euskera o el catalán, deberíamos encontrar todos -los partidos, los curas, los sindicatos, los ciudadanos, los padres…- el consenso, el mínino común denominador inamovible en tres bloques fundamentales:

1) La importancia de la figura del maestro y de la autonomía de los centros. Una educación adecuada solo es posible si la autoridad del maestro es incuestionada -por los padres más que por los hijos- y si los centros tienen un cierto margen de actuación.

2) El refuerzo de las matemáticas y la lengua como materias troncales. Mientras el famoso informe Pisa nos dice una y otra vez que el cálculo numérico y la comprensión lectora de los alumnos españoles no son los más idóneos, nosotros seguimos cambiando leyes según el partido político, seguimos hablando en la barra de un bar y en el Congreso de los Diputados de religión y de autonomías, sin centrarnos en lo importante.

3) Es necesario marcar unos itinerarios educativos fijos en el tiempo y flexibles en las opciones. Mientras en Alemania sigue con las leyes educativas centenarias de Bismarck, nosotros en treinta años hemos cambiando varias veces. De una vez por todas habría que apostar por una formación profesional que quite la obsesión autárquica y trasnochada de que todos tienen que tener un título universitario, que lo único que nos ha llevado es a alumnos universitarios desmotivados y con pocas expectativas de empleo. Al mismo tiempo, de una vez por todas habría que dar el espacio adecuado a las ramas humanísticas y musicales, que ahora, siguiendo modas improvisadas, han cedido ante lo único que parece que hay que saber: las ciencias no humanísticas y los idiomas. La informática y el inglés, por poner un ejemplo, me parecen fundamentales: tan importantes que precisamente no se deben limitar a regalar un ordenador portátil o a dar una clase de educación física en idioma anglosajón. Pero eso no nos debe hacer olvidar que un futuro médico, o un futuro químico no debe menospreciar nunca una base imprescindible de filosofía, literatura o formación musical, tan de capa caída en estos tiempos cambiantes, superficiales y tecnológicos.

En definitiva, es triste confirmar que doscientos años después de que Gallardo dudara de que venciéramos de nosotros mismos, seguimos luchando en una guerra civil educativa con consecuencias funestas y con banderas estériles. Si fuimos capaces, unidos, de conseguir lo que nadie había conseguido -vencer al invasor francés e instaurar una democracia-, ¿por qué no podemos ahora hacer los mismo? Sentémonos por fin en una mesa a pactar lo importante con vocación de permanencia. Sentémonos por fin para acabar con esta guerra civil educativa que nos mata a unos y a otros con la guadaña de la ignorancia y la estulticia.

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Entrevista Diario Sur

12 de Diciembre del 2013 a las 13:40 Escrito por Jaime Aguilera

http://www.diariosur.es/v/20131212/cultura/espionaje-forma-parte-espanoles-20131212.html

 

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Entrevista La Opinión de Málaga

12 de Diciembre del 2013 a las 13:25 Escrito por Jaime Aguilera

entrevista-la-opinion-de-malaga.pdf

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Presentación novela en Málaga

2 de Diciembre del 2013 a las 15:04 Escrito por Jaime Aguilera

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Encuentro con lectores en Sevilla

2 de Diciembre del 2013 a las 12:26 Escrito por Jaime Aguilera

El próximo jueves 5 de diciembre, a las 12 de la

mañana, LA CASA DEL LIBRO DE SEVILLA (C/

Velázquez, 8) organiza un encuentro con lectores con

motivo de mi nueva novela.

Estáis todos invitados.

http://www.casadellibro.com/nosotros/nuestras-tiendas-sevilla/41

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PRESENTACIÓN NOVELA EN MADRID

26 de Noviembre del 2013 a las 13:42 Escrito por Jaime Aguilera

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BOOK-TRÁILER “EL CRIADO QUE DESCUBRIÓ A ZERVANTES”

25 de Noviembre del 2013 a las 14:46 Escrito por Jaime Aguilera

Este es el enlace de Youtube del book-tráiler de la novela.

 

Por si queréis echarle un vistazo y por si queréis señalarlo con el clásico “Me gusta”

 

https://www.youtube.com/watch?v=qAfUBBMt1HU

 

 

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El criado que se descubrió a Zervantes: Sinopsis

8 de Noviembre del 2013 a las 15:39 Escrito por Jaime Aguilera

A través del diario de Matías Donoso, criado del bibliófilo extremeño Bartolomé José Gallardo, vamos descubriendo los anhelos y zozobras de este lacayo en su azarosa vida de principios del siglo XIX. Ciudades como Madrid, Sevilla, Cádiz, Gibraltar o Londres conforman el escenario de la trama de espionaje y secretos en torno a unos documentos históricos que revelan aspectos desconocidos de la vida de Cervantes: una información que serviría a Gallardo para, desde su exilio londinense, erigirse en padre de la mejor edición del Quijote de todos los tiempos, rompedora e ilustrada por el propio Francisco de Goya…

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El criado que se descubrió a Zervantes: Preámbulo

8 de Noviembre del 2013 a las 15:37 Escrito por Jaime Aguilera

       Matías Donoso no comenzó a leer su Qijote hasta que marchó emigrado a Londres junto a su amo, el insigne polígrafo y bibliófilo extremeño don Bartolomé José Gallardo.

       Aunque realmente, más que como emigrado, Matías llegó a la capital inglesa como acompañante de su señor, ya que era a éste, a Gallardo, al que únicamente podía reconocerse el estatuto oficial de asilado. Para la sociedad de su tiempo, Matías, aunque sufriera incluso con más rigor que su amo las penurias del destierro, sólo había sufrido una mudanza obligada: lo que hoy llamaríamos aséptica y fríamente, un traslado de domicilio laboral. Para la Historia, con la mayúscula que le otorga lo conocido, ni siquiera se discutía la situación apátrida del criado: para la Historia, Matías no había existido.

       Hasta ahora.

       Fue allí, en la casa georgiana de Noble Street, lejos de su tierra extremeña, lejos de su amada Florinda, y lejos de su extrañada Lucrecia, donde Matías Donoso comenzó a cabalgar las páginas junto al hidalgo manchego en la edición de Pellicer de 1797.

       Fue allí, esa misma noche, donde también comenzó a escribir en su diario. Será entonces, a partir de esta primera anotación manuscrita del propio Matías, cuando ya nunca abandonará una lectura cervantina que corre en paralelo a una escritura autobiográfica.

       Bien es verdad que a veces pasan muchos días sin que exista ningún apunte en el diario, pero al cabo del tiempo de nuevo resucita su pluma frágil, su redacción tímida y su caligrafía advenediza.

       Desde ese día, desde ese primer día en que Matías comenzó a escribir en su cuaderno, irán apareciendo intermitentes glosas nada académicas sobre la novela cervantina; pero al mismo tiempo también describirá detalles sobre la rutina alrededor del día que acaba de terminar, o sobre recuerdos mucho más pretéritos que han sido resucitados al leer un pasaje de su Qijote.

       Desde esa noche londinense en que comienza su particular escritura, la lectura de su novela de Zervantes se tornará en ocasiones en una especie de lectura somnífera y necesaria de mesilla de noche. Ambas costumbres, la lectora y la escritora, le acompañarán durante diez años. Los dos, Quijote y su cuadernillo de tafilete, serán testigos fieles y callados de confesiones, pensamientos y desvelos a vuela pluma.

       Y quizás, aunque en este punto nos adentramos en el terreno de la hipótesis, desde esa noche londinense, Matías Donoso se convierte, inconscientemente, en el aprendiz de guardián de los secretos de la vida de don Miguel de Cervantes y Saavedra, en el poseedor de su verdad sobre Zervantes.

       También yo, casi dos siglos más tarde, no a la luz de una vela sino a la de un lector de batería, he comenzado a leer El Quijote en la edición que hizo John Jay Allen para Cátedra en 1984, con ilustraciones de Pilar Coomonte. Tengo varios ejemplares de la novela cervantina en casa: Quijotes infantiles, en formato de cómic o editados por organismos públicos con motivo de su cuarto centenario… Pero el ejemplar de Cátedra me ha parecido el más apropiado para iniciar, también yo, al igual que Matías, la lectura del Quijote.

       La edición de Allen es de bolsillo, nada bibliófila, nada comparable con las ediciones que atesoraba Gallardo, mucho menos preciosa que la que manoseó durante años el propio Matías. Es la edición que me obligaron a comprar en el colegio, la misma que he intentado acometer varias veces a lo largo de mi vida lectora, sucumbiendo siempre —lo confieso— al cabo de unas cuantas páginas, abandonándola muchas veces por culpa de otra novela que se ha cruzado en el camino.

       También yo, casi dos siglos más tarde, he comenzado a escribir esta historia: no en un cuadernillo de tafilete como Matías, sino en un ordenador portátil. Una historia que hasta puede ser literatura, que incluso podría llegar a ser una novela en un momento dado, como El Quijote, como las novelas de caballería. Aunque podría ser también un diario, mi diario: como el cuaderno de Matías. Incluso podría llegar a ser un ensayo histórico, una biografía —la de Matías— que pretende ser histórica, como todas las que se han publicado sobre Cervantes.

       Decía Cervantes en el Persiles que: «La historia, la poesía y la pintura simbolizan entre sí, y se parecen tanto, que, cuando escribes historia, pintas, y cuando pintas, compones.»

       Novela, diario, ensayo, historia, historiografía, literatura, ciencia, arte… Lo único que sé es que he encontrado el diario de un desconocido llamado Matías Donoso, y que no pretendo falsear la verdad de su propia existencia y de su propio contenido. Sólo quiero que su historia con minúscula se convierta en una Historia que devuelva a Matías al sitio que le corresponde.

       Sea como sea, un ensayo histórico, literatura, o las dos cosas al mismo tiempo, demos luz a la historia de dos Quijotes leídos, que es distinta a del propio Quijote escrito.

       Demos luz a la vida oscurecida de Matías Donoso y a las sombras sobre la vida de Cervantes.

       Demos luz a la Historia de la mejor edición del Quijote que conocieron todos los siglos.

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8 de Noviembre del 2013 a las 15:25 Escrito por Jaime Aguilera

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